En todos los eventos ha habido como mínimo gente suficiente, cuando no hemos acudido de forma multitudinaria, como en Carboneras o en nuestro torneo, donde hemos batido récord de asistencia. En cuanto al torneo de Atapuerca, es cierto que bajaron menos de los que inicialmente habían confirmado. Hay que tener en cuenta que, salvo Industriales que son multitud (suerte para ellos), todos los equipos estaban muy flojos de gente. Salvador y Cau tuvieron que hacer alianza para jugar su tercero. Riojanos venían mezclados con zaragozanos, los franceses recibieron ayuda de todos los equipos, igual que físicas. En fin, la falta de jugadores es el canon del rugby de veteranos. El caso es que fuese cual fuese la ayuda recibida, nuestros ocho o nueve estuvieron soberbios, aguantando al contrario y las inclemencias del tiempo. Hay que seguir fortaleciendo los lazos con nuestros amigos del SIRC y de Soto, e incluso estrechar nuevos lazos con otros equipos.
En cuanto al resultado, y aunque esto es lo de menos, quedar los cuartos de nueve, no está nada mal. No solamente por el hecho de que todos los equipos recibieron ayuda unos de otros, sino por la generalizada alta calidad de juego que se vio a lo largo del día. Y todo ello con dos chaparrones bíblicos que pusieron a prueba la paciencia de jugadores y público. Empezamos perdiendo 3 a 0 contra los velociraptores granadinos del Fruitis, que resultaron ganadores del torneo. En nuestro enfrentamiento con Caurozas ganamos 4 a 1, para finalizar contra los franceses del Sucrofats venciendo por 3 marcas contra ninguna. En fin, a pesar de todo, quedar los cuartos, justo por detrás de los anfitriones de Industriales es un resultado más que digno. Gracias Indus: este año nos hemos visto las caras cuatro veces hasta el momento: ¡Que no decaiga!
Ahora toca un fin de semana de descanso, y luego vuelta aunque sea con un tocata. Ya hemos hablado con los riojanos para vernos en noviembre, mes en el que viene nuestros amigos lisboetas. También estábamos pensando en quedar con los gallegos allá por las tierras palentinas de Cervera, donde nuestro querido Piti nos espera con los brazos abiertos. Es mejor no parar, así las heridas y los golpes duelen menos.
NOTA:Capítulo lesionados, Kaskas con fuerte golpe en las costillas tras un placaje de furia. Grande Kaskas, incombustible, que jugó con físicas y nosotros hasta que la lesión le pudo.
Un orgullo vestir de nuevo estos colores después de años de desconexión...me tiré dos días en que me dolía todo el cuerpo, y cada vez que se resentía un músculo o articulación se me dibujaba una sonrisa en la cara recordando estos y otros momentos vividos gracias a este deporte.
ResponderEliminarUn abrazo a todos y nos vemos en la siguiente